¿Sabías que, alrededor del 85% de un vehículo es reciclable o reutilizable? Sin embargo, cada año muchos son abandonados al terminar su vida útil en parqueaderos, campos y espacios públicos, principalmente por el alto costo de las reparaciones de un carro en este estado.
Generalmente, a los vehículos abandonados se los deja a la intemperie por muchos años, donde lentamente se van reduciendo y descomponiendo, afectando toda la zona (atmósfera, suelo y agua) con materiales tóxicos.
Teniendo en cuenta esta realidad, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia ha creado una “Guía ambiental para el tratamiento de vehículos al final de su vida útil” que sirve como referencia a las Entidades Desintegradoras o Centros de Tratamiento de Vehículos al Final de su Vida Útil (CTVFVU).
Además, el documento también sirve de consulta y referencia de carácter conceptual y metodológica, tanto para las autoridades ambientales, como para los demás actores que intervienen en las diferentes instancias del proceso de desintegración vehicular.
De esta manera, se incentiva a que los vehículos usados en territorio colombiano se desechen de forma responsable y dejando la menor cantidad de contaminación posible en el proceso.
No cualquier persona puede desintegrar, chatarrizar o desarticular un automotor por su cuenta en Colombia, sino que esto debe ser realizado por expertos, como el Cesvi (Centro de Experimentación y Seguridad Vial) para que cumpla con los estándares del Ministerio de Ambiente.
El proceso inicia con una descontaminación del vehículo, luego sigue la separación de fluidos, la separación de materiales para reciclar y, finalmente, la selección de autopartes en buen estado que serán revendidas en el sitio web de Cesvi Repuestos.
Los materiales no reciclables se entregan a gestores autorizados.
Si la desintegración es voluntaria, se debe obtener el Certificado de Revisión Técnica en Identificación de Automotores expedida por la DIJIN.
Posteriormente, acudir a una de las plantas desintegradoras con:
Finalmente, solicitar la cancelación de matrícula en la oficina de Movilidad o Aalcaldía de la ciudad correspondiente. El costo de este trámite en Bogotá es de $18.200 y se hace en la Ventanilla Única de Servicios de Movilidad (VUS).
La ley colombiana prevé que el dueño de un vehículo puede solicitar la cancelación de matrícula y posterior desintegración ante el reconocimiento del fin de la vida útil del automotor.
Según la normativa vigente, los vehículos de servicio público o mixto podrán desintegrarse al cumplir los 20 años de vida útil y los vehículos de carga o particulares a partir de los 25 años para que se pueda acceder al reconocimiento económico.
Por su lado, los poseedores de vehículos particulares con modelos años 2000 o anteriores son los que pueden acceder al beneficio de exoneración de impuestos al realizar la desintegración total del vehículo.
También puede presentarse el caso de vehículos que, aún estando dentro de sus años de vida útil, hayan sufrido un accidente que termine en pérdida total. En esta situación, las aseguradoras gestionan la subasta del vehículo o su desintegración.
Se trata de los lubricantes, aceite usado, líquido refrigerante, baterías, etc. Estos son recolectados y reusados por los gestores autorizados para generar nuevos materiales.
Está prohibido desechar materiales peligrosos como aceites minerales y lubricantes en bolsas de basura como si fuera desechos regulares. Mucho menos se debe tirar por en el sistema de alcantarillado.
Así, toda persona natural o jurídica interesado(a) en realizar actividades de almacenamiento temporal, tratamiento, aprovechamiento y/o disposición final de aceites de origen mineral usados deberá tramitar y obtener, previo inicio de actividades, la respectiva licencia ambiental.
Además, se debe seguir el manual sobre normas y procedimientos para la gestión de aceites usados creado por el Ministerio de Ambiente.
Luego de obtener el aceite usado, el acopiador primario debe solicitar su recolección y movilización a un ente autorizado y exigir el reporte pertinente.
Por eso, si, por alguna razón, una persona desea desechar este tipo de residuos, lo ideal es llevarlo a un recolector primario para garantizar que sea aprovechado de forma amigable con el ambiente.
Cuando las llantas finalizan su vida útil, generalmente terminan en patios de casa, techos, espacios públicos como parques, donde se convierten en factores de contaminación y enfermedades. En otros casos, las queman para extraer el acero, contaminando la atmósfera.
Con respecto a este tema, la Resolución 1.457 de 2010 establece los sistemas de recolección selectiva y gestión ambiental de llantas usadas. Allí se prohíbe:
Para disponer correctamente de las llantas usadas existen programas como Rueda Verde, que es el sistema líder de recolección selectiva y gestión ambiental de llantas usadas en Colombia.
Su cobertura es a nivel nacional y se encargan de recolectar llantas de carros, motos, bicicletas y camiones desde una unidad hasta grandes cantidades en el caso de comercios.
Para participar, solo se debe llenar el formulario que aparece en su sitio web, programar la entrega ante un gestor autorizado y solicitar los certificados correspondientes. Además, realizan jornadas de recolección en todo el territorio colombiano.
Recuerda descargar el informe Autofact para revisar impuestos, multas, gravámenes y más antecedentes de cualquier vehículo usado que quieras comprar.